Cuando una lágrima cae, lleva en su pequeñez una enorme
carga. Ya de dolor, ya de felicidad, ya de nostalgia, ya de emoción…
Cuando una lágrima cae lleva un pedazo del alma de quien la
poseyó hasta unos segundos antes. Conoce cada recoveco de su interior, cada
segundo de su vida, cada recóndito lugar de su ser.
Y pensar que al caer, se diluye ya en el suelo, ya en un
pañuelo, ya secada por el viento …
Pero con cada lágrima de profunda tristeza que fluye de nuestro ser, perdemos un pedacito de nosotros mismos que ya nunca recuperaremos.-
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